jena of the day: carod-rovira
Contrariamente a un gratísimo porcentaje mayoritario de la población española, yo era, no voy a decir un fans, pero sí un seguidor del concepto carod-rovira. Sus intervenciones a destiempo con esa facilidad para meterse en cualquier charco (incluso para crearlos él mismo) merecían, cuando menos, mi atención.
Porque convendrán conmigo en que, desde que salío a la luz pública, encadenaba una genialidad tras otra:
1. Conversaciones con ETA. "Fui a hablar con ellos con la finalidad de ayudar a contribuir a la posibilidad de que ETA concediera una tregua. Fui a petición de ellos y a título personal". Pues claro, hombre, cómo coño no se nos había ocurrido antes poner este asunto en tus manos. Si es que somos gilipollas.
2. Cualquiera menos Madrid 2012: "He dicho en público lo que muchos catalanes piensan en privado". Ahí, ahí. Mucho mejor que se los lleve París, que unos Juegos Olímpicos molestan una barbaridad. Fíjense lo mal que quedó BCN despues de los suyos. Un desastre. Menos mal que ahí está Carod para impedir que Madrid se convierta en una jena.
3. Entrevista con Zapatero: "si no se da un giro social en la política de infraestructuras, Cataluña no podrá seguir aportando solidaridad al resto de España". Sí, señor. Como el lema del mítico sr. Montgomery Burns, jefe y mentor de Homer J. Simpson, "Lo mío, pa mí". Eso es hacer política de igualdad.
4. El día de la Banderita: "si es un acto en el que no está la bandera de mi país, yo me voy". Lo que se conoce publicitariamente como el "efecto La Casera". Muy bien hecho.
5. Coronación: "si alguien se ha sentido ofendido, pido disculpas". Qué humildad, qué ejemplo. Total, porque a tropecientos millones de cristianos, musulmanes y judíos haya podido no hacerles ni puta gracia la fotito en cuestión. Que es supersimpática, por otro lado. Yo me descojono. De los dos.
Por esto y por muchas cosas más, mi admiración iba en aumento. Pero, como todo lo bueno, algún día se acaba. Y ese infausto día fue el sábado pasado. Contraportada de El Mundo, Carod-Rovira: "Me encanta que pierda el Madrid".
Todo lo demás que ha dicho o ha hecho, en realidad, no es importante. Pero por lo del Madrid no paso.
Porque convendrán conmigo en que, desde que salío a la luz pública, encadenaba una genialidad tras otra:
1. Conversaciones con ETA. "Fui a hablar con ellos con la finalidad de ayudar a contribuir a la posibilidad de que ETA concediera una tregua. Fui a petición de ellos y a título personal". Pues claro, hombre, cómo coño no se nos había ocurrido antes poner este asunto en tus manos. Si es que somos gilipollas.
2. Cualquiera menos Madrid 2012: "He dicho en público lo que muchos catalanes piensan en privado". Ahí, ahí. Mucho mejor que se los lleve París, que unos Juegos Olímpicos molestan una barbaridad. Fíjense lo mal que quedó BCN despues de los suyos. Un desastre. Menos mal que ahí está Carod para impedir que Madrid se convierta en una jena.
3. Entrevista con Zapatero: "si no se da un giro social en la política de infraestructuras, Cataluña no podrá seguir aportando solidaridad al resto de España". Sí, señor. Como el lema del mítico sr. Montgomery Burns, jefe y mentor de Homer J. Simpson, "Lo mío, pa mí". Eso es hacer política de igualdad.
4. El día de la Banderita: "si es un acto en el que no está la bandera de mi país, yo me voy". Lo que se conoce publicitariamente como el "efecto La Casera". Muy bien hecho.
5. Coronación: "si alguien se ha sentido ofendido, pido disculpas". Qué humildad, qué ejemplo. Total, porque a tropecientos millones de cristianos, musulmanes y judíos haya podido no hacerles ni puta gracia la fotito en cuestión. Que es supersimpática, por otro lado. Yo me descojono. De los dos.
Por esto y por muchas cosas más, mi admiración iba en aumento. Pero, como todo lo bueno, algún día se acaba. Y ese infausto día fue el sábado pasado. Contraportada de El Mundo, Carod-Rovira: "Me encanta que pierda el Madrid".
Todo lo demás que ha dicho o ha hecho, en realidad, no es importante. Pero por lo del Madrid no paso.