jena of the day: los despistaos
Es complicadísimo convivir con uno mismo cuando uno es el campeón mundial del despiste. Es que no te puedes fiar de ti mismo, porque a la que te descuidas (opción en la que paso el 95% de mi tiempo), la cagas.
Como ustedes saben de sobra, hace un tiempo adquirí un triciclo para moverme por las procelosas calles de la capital de nuestro reino. Gratísimo. Estoy encantao. A pesar de que Dios no me llamó por el camino del equilibrio en ningún sentido, la tercera rueda ha aportado una estabilidad a mi vida muchísimo más grande que, por ejemplo, la que me aportan mis padres. Pero vamos, ni punto de comparación.
Sólo hay un pequeño problema. Nuevo juguete motorizado, nuevo juego de llaves. Con lo cual nos encontramos con:
a) Llaves de casa (6 + mando alarma)
b) Llaves del coche (2 + mando garaje)
c) Llaves del triciclo (2)
Y, claro, Davismiles con 3 llaveros, malo es de guardar. Las posibilidades de que fuera perdiendo los llaveros uno tras otro eran del 89%. Así que opté por la opción claramente retro de comprarme la clásica carterita con varios anzuelos para colocar llaves que al grito de "vamos a ver" y mediante un espectacular giro de muñeca te permite desplegar tu arsenal de llaves de un sólo gesto. Por suerte, encontré uno medio cool que han diseñado los sres. de Normann y que encontrarán en la parte superior derecha de este post.
Qué guay. Todas las llaves en un llavero. Si pierdes el llavero, las pierdes todas, pero... ¿cómo vas a perder un llavero que pesa lo que un recién nacido y perímetro de balón de minibasket?
Qué contento con mi llavero. Bueno, el caso es que pesa un poco. No, pesa mucho. Joder, y no me cabe en el bolsillo. ¿Y si voy sacando cada llavero según lo necesite y luego lo reintegro al llavero central? Magnífica idea. Lo que pasa es que luego se me olvida.
Y así perdí las llaves del triciclo con el mando del garaje. Bueno, tampoco pasa nada, tengo unas de repuesto, lo que pasa es que estas de repuesto no abren el maletero del triciclo.
El caso es que el lunes fui a coger la moto a las 6 para ir a dar la clase del master que tenía a las 7. Un poco justo, porque está a tomar por saco, pero todo bien. ¿La mochila? ¿Dónde está la mochila? No puede ser, tengo dentro el mac con la clase. Rebobinemos.
La rutina de todos los días al salir de la agencia es:
1. Introduzco el ordenador en la mochila.
2. Abro el maletero de la moto.
3. Saco el casco y meto la mochila.
4. Quito el candado y meto el candado con la mochila (salvo en unas 15 ocasiones en las que he arrancado gratamente con el candado puesto).
5. Me voy.
Claro, como el casco lo llevaba en la mano porque no puedo abrir el maletero, pues he dejado la mochila apoyada en un banco mientras quitaba el candado y ahí se ha quedado.
No saben el drama que es perder el ordenador. Aparte de que iba a hacer el ridículo en la clase del master, tengo aquí todas las fotos de Davismiles Jr. y demás información confidencial que tendría que matarles si conocieran el contenido de mi disco duro. Así que, lloviendo a todo llover, atravesé Madrid con el triciclo para ver si nadie se había dado cuenta y la mochila seguía apoyada en aquel banco.
Llego a la agencia y en el banco no está. Lógico. Le pregunto al portero (recuérdenme jena of the day: los porteros de fincas urbanas ¿a quién le han empatao para ser así?) y me responde que él no sabe nada de ninguna mochila (mientras se descojonaba interiormente). Así que, desesperado, subo a la agencia por si alguna de estas bellas personas que todavía quedan en este mundo había subido a devolverla. En recepción me dicen que no. Entro en mi despacho. Allí está, sobre mi silla. Nada, que se me había olvidao cogerla.
Y no es la primera vez que la lío por culpa del triciclo. Otra de mis especialidades es cerrar la puerta del maletero con las llaves dentro. Hace un par de meses fui a cenar con una amiga. Tomamos algo, y a las 2 dimos por concluida la sesión. Hasta luego. Hasta luego. Vaya, me he vuelto a dejar las llaves dentro del maletero. Taxi. Me va a llevar usted a Arturo Soria, cojo unas llaves que tengo que coger y me trae otra vez para aquí. Muy loser, pero dentro de lo esperado.
Al día siguiente me fui al Factory de Las Rozas a comprar unas cosillas. Llego, cierro el maletero y... ¡bingo! las llaves originales y las llaves de repuesto dentro del mismo. Espectacular, no me digan. Joder, tendré que llamar a una grúa. Espera que sobresale un poco del abrigo por fuera del maletero. Igual si voy tirando llego hasta el bolsillo donde están las llaves. Tenían que verme ustedes pelearme como si estuviera en una prueba de Supervivientes. Perdidos en Las Rozas, con el abrigo y el maletero. A los 30 segundos aparece un pájaro "¿necesitas que te ayude?" "no, gracias" . A los 5 minutos tenía un corrillo de gente rodeándome que no se fueron hasta que completé la faena de recuperación más rojo que un tomate.
Háganme caso. No se permitan ser como yo.
Como ustedes saben de sobra, hace un tiempo adquirí un triciclo para moverme por las procelosas calles de la capital de nuestro reino. Gratísimo. Estoy encantao. A pesar de que Dios no me llamó por el camino del equilibrio en ningún sentido, la tercera rueda ha aportado una estabilidad a mi vida muchísimo más grande que, por ejemplo, la que me aportan mis padres. Pero vamos, ni punto de comparación.
Sólo hay un pequeño problema. Nuevo juguete motorizado, nuevo juego de llaves. Con lo cual nos encontramos con:
a) Llaves de casa (6 + mando alarma)
b) Llaves del coche (2 + mando garaje)
c) Llaves del triciclo (2)
Y, claro, Davismiles con 3 llaveros, malo es de guardar. Las posibilidades de que fuera perdiendo los llaveros uno tras otro eran del 89%. Así que opté por la opción claramente retro de comprarme la clásica carterita con varios anzuelos para colocar llaves que al grito de "vamos a ver" y mediante un espectacular giro de muñeca te permite desplegar tu arsenal de llaves de un sólo gesto. Por suerte, encontré uno medio cool que han diseñado los sres. de Normann y que encontrarán en la parte superior derecha de este post.
Qué guay. Todas las llaves en un llavero. Si pierdes el llavero, las pierdes todas, pero... ¿cómo vas a perder un llavero que pesa lo que un recién nacido y perímetro de balón de minibasket?
Qué contento con mi llavero. Bueno, el caso es que pesa un poco. No, pesa mucho. Joder, y no me cabe en el bolsillo. ¿Y si voy sacando cada llavero según lo necesite y luego lo reintegro al llavero central? Magnífica idea. Lo que pasa es que luego se me olvida.
Y así perdí las llaves del triciclo con el mando del garaje. Bueno, tampoco pasa nada, tengo unas de repuesto, lo que pasa es que estas de repuesto no abren el maletero del triciclo.
El caso es que el lunes fui a coger la moto a las 6 para ir a dar la clase del master que tenía a las 7. Un poco justo, porque está a tomar por saco, pero todo bien. ¿La mochila? ¿Dónde está la mochila? No puede ser, tengo dentro el mac con la clase. Rebobinemos.
La rutina de todos los días al salir de la agencia es:
1. Introduzco el ordenador en la mochila.
2. Abro el maletero de la moto.
3. Saco el casco y meto la mochila.
4. Quito el candado y meto el candado con la mochila (salvo en unas 15 ocasiones en las que he arrancado gratamente con el candado puesto).
5. Me voy.
Claro, como el casco lo llevaba en la mano porque no puedo abrir el maletero, pues he dejado la mochila apoyada en un banco mientras quitaba el candado y ahí se ha quedado.
No saben el drama que es perder el ordenador. Aparte de que iba a hacer el ridículo en la clase del master, tengo aquí todas las fotos de Davismiles Jr. y demás información confidencial que tendría que matarles si conocieran el contenido de mi disco duro. Así que, lloviendo a todo llover, atravesé Madrid con el triciclo para ver si nadie se había dado cuenta y la mochila seguía apoyada en aquel banco.
Llego a la agencia y en el banco no está. Lógico. Le pregunto al portero (recuérdenme jena of the day: los porteros de fincas urbanas ¿a quién le han empatao para ser así?) y me responde que él no sabe nada de ninguna mochila (mientras se descojonaba interiormente). Así que, desesperado, subo a la agencia por si alguna de estas bellas personas que todavía quedan en este mundo había subido a devolverla. En recepción me dicen que no. Entro en mi despacho. Allí está, sobre mi silla. Nada, que se me había olvidao cogerla.
Y no es la primera vez que la lío por culpa del triciclo. Otra de mis especialidades es cerrar la puerta del maletero con las llaves dentro. Hace un par de meses fui a cenar con una amiga. Tomamos algo, y a las 2 dimos por concluida la sesión. Hasta luego. Hasta luego. Vaya, me he vuelto a dejar las llaves dentro del maletero. Taxi. Me va a llevar usted a Arturo Soria, cojo unas llaves que tengo que coger y me trae otra vez para aquí. Muy loser, pero dentro de lo esperado.
Al día siguiente me fui al Factory de Las Rozas a comprar unas cosillas. Llego, cierro el maletero y... ¡bingo! las llaves originales y las llaves de repuesto dentro del mismo. Espectacular, no me digan. Joder, tendré que llamar a una grúa. Espera que sobresale un poco del abrigo por fuera del maletero. Igual si voy tirando llego hasta el bolsillo donde están las llaves. Tenían que verme ustedes pelearme como si estuviera en una prueba de Supervivientes. Perdidos en Las Rozas, con el abrigo y el maletero. A los 30 segundos aparece un pájaro "¿necesitas que te ayude?" "no, gracias" . A los 5 minutos tenía un corrillo de gente rodeándome que no se fueron hasta que completé la faena de recuperación más rojo que un tomate.
Háganme caso. No se permitan ser como yo.
8 Comments:
Sin duda me gana de largo. Yo tambien tuve mi epoca tonta. Imnumerables las veces que me deje las llaves puestas en el contacto del coche, por tener la mania de bajarme, abrir la puerta trasera, coger la chaqueta, bajar pestillo delantero, bajar pestillo trasero y portazo. Y otra vez las jodidas llaves!!. Eso si, yo era mas joven y cutre. Ida y vueta a golpe de autobus.
Mire ud. a ver si es un problema de genes... Yo mismo cuando comencé mi grata epoca postmarital, lo mismo dejaba la puerta de la nevera abierta, que el casco y los guantes sobre la moto, o incluso las llaves puestas por si algún paisano se queria dar un paseo en vespa. Recomiendo tercer juego de llaves.
Yo puedo dar fe de que la única vez que salimos a cenar (tú, yo y 17 personas más) en la despedida de cierto superviso, dejaste el coche en un garaje que cerraba a medianoche y también tuviste que llamar a un taxi para que te llevase a casa, te esperase hasta la mañana siguiente, y te llevase de vuelta a recuperar ese coche que tan bien habías aparcado. Recuerdo además que al día siguiente era festivo, así que es probable que la realidad haya sido más catastrófica que estas suposiciones.
como me solidarizo con ud.
me paso la vida resolviendo los
problemas que me crea crear tantos
problemas
Miles cómprate un macbook air, y... a qué hora dices que sueles salir de la agencia camino del master?
jijiij... pues cierto, puedo dar fe del acontecimiento cochecístico en garaje.
pero esto me recuerda también a aquella vez que estrenando mi novísimo (y primer) coche (un opel astra sin cierre centralizado) me fui con la “chorba” a estrenarlo visitando la bella ciudad de cáceres, a unos simpatiquísimos 500 kilómetros de mi hogar.
en pleno rollo macarra cierro la puertra previa bajada de pestillo y con la manilla levantada, lo cual evita el “nocierreustélapuertasinlasllaves” y me dejo las llaves dentro sin posibilidad alguna de recurrir a las de repuesto, puesto que estaban un poco lejos.
menos mal que encontré a un viejo sabio que martillo en mano (claro, hostia a la ventana y lo abre, pensé yo) golpeó en el guardapolvos de la puerta provocando la apertura inmediata del seguro de la puerta.
“no cuente usté a nadie esto que ha visto, puesto que me lo ha dado la experiencia y en manos desaprensivas puede provocar el robo de más de un vehículo” me espetó el viejo sabio...
en fin, historias de cada uno...
lo que tengo claro es que, por insistencia, su señoría es el verdadero estandarte de los LOOSER españolísticos.
P.D. por cierto, a ver cuando comenta usted la jena que es güiza.
Esto por no hablar del par de veces que hemos rebuscado en la basura al acecho de cheques al portador (sabiendo que se los había llevado el basurero del día anterior), ni los repetidos viajes en pijama que una se ha marcado al aeropuerto para hacer entrega de billetes de avión... Sólo por nombrar un par de cosillas más!
Yo tengo un llavero gigante con cinco juegos de llaves de diferentes sitios que frecuento, y desde que me empezaron a pasar los mismos felices acontecimientos que rememorais aquí lo llevo con una cinta de esas de colgar el móvil atadito a la trabilla del pantalon o al tirante del sujetador.
Eso sí, el día que me coma un rosco, seguro perderé las llaves.
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